–¿Decías que hay otro caso?
-Sí, se baja otro integrante que también estaba en las finales. Ya mandó una carta a la ministra.
-¿Cómo se llama?
-León & Cociña. Son artistas de alcance internacional.
-¿La renuncia al pabellón vuelve a empañar la agenda cultural del gobierno?
-Claro. Los artistas que participan lo hacen de acuerdo a unas bases que presenta el Ministerio de la Cultura, del área de Artes Visuales. Las bases son bien claras para participar sobre un stand; se mandaron los planos del stand que estaba en Arsenale, el mismo que se usa desde que participó Iván Navarro con gran éxito. Está dentro de un círculo donde están todos los pabellones y el salón Grande de la Bienal.
-¿Qué sucedió?
-Se arrendó este espacio dentro del pabellón de Venecia. Cuando se conocieron las bases, todos los artistas pensábamos que era el pabellón tal como ha sido en los últimos años, con ciertas medidas, en un lugar donde concurre toda la gente.
Tiene 200 metros. Pero se puede armar una buena exposición. Y ahí circula toda la gente. Luego se supo que el stand se había perdido. No creo que la ministra haya sabido. Es lo mismo que pasó con la Feria del Libro de Frankfurt: las cosas se hacen con cierta negligencia.
-¿Y quién ve Artes Visuales dentro del ministerio?
-Florencia Lowenthal, ella ve todo el tema de la Bienal. Mientras se estaba postulando, con proyectos para el stand que correspondía, en la zona de Arsenale, se supo que el stand se había perdido por no pago del arriendo. Al Ministerio de Cultura se les olvidó pagar el arriendo. Es una negligencia bastante grave.
-¿Cuándo les confirmaron la noticia?
-La semana pasada mandan un correo diciendo que no va a ser en el pabellón que correspondía, sino que va a ser en otro pabellón. Justifican el cambio porque ahí estuvo el pabellón de Lituania, que había ganado el León de Oro. OK, pero está fuera del recinto de la Bienal, a un kilómetro y medio del recinto ferial. De hecho hay que cruzar en lancha el canal. No va a tener la misma visibilidad.
-Pero es más grande, ¿no es una ventaja?
-Son 400 metros cuadrados. El problema es que todos los que participan tienen que volver a replantear sus proyectos. Porque si tú estabas planeando un proyecto en 200 metros cuadrados, y ahora son 400, tu propuesta queda como un quiosco de diario.
-¿Cuánta plata le pasa el Estado al ganador del concurso?
-Alrededor de 90 millones. Eso incluye el dinero que tengo que pagarle al curador, el traslado de obra e implementación del pabellón; estadía; pasajes de aviones. Entonces, básicamente hay que hacerlo todo. Nuestro proyecto trabajaba con el desierto de Atacama.
En segundo lugar, llega un comunicado de Alessandra Burotto, secretaria ejecutiva de Artes Visuales, donde cuenta que este nuevo stand tiene dos pisos, y que en el segundo piso ellos quieren hacer una exposición de la Participación de Chile en la Bienal del año 74, sin habérselo comunicado a los participantes del concurso. ¿Cómo convive una obra seleccionada con una muestra del año 74 en un segundo piso del mismo stand? Es muy grave que no se haya informado y que recién ahora nos enteremos por la prensa. Entonces el ministerio está lleno de secretos. Es como una fundación dentro del Consejo de la Cultura. No hay transparencia.
-¿Hay improvisación?
-Se juntan varios factores. Venían con la idea de hacer la exposición del 74, por los 50 años. ¿Por qué no se avisó en las bases? Me parece una improvisación, una falta de respeto y una falta de profesionalismo muy fuerte. Se buscan soluciones parche y cada momento va siendo peor.
-¿Esto mismo pasó con la Feria de Frankfurt?
-Creo que es lo mismo. Observo una displicencia. Hay un sesgo dentro de los departamentos del Ministerio de Cultura, que está llevando a una ruina al Consejo de la Cultura.
-¿Esperabas más de este gobierno en cultura?
-Nadie cree que Gabriel Boric esté contra la cultura. Tampoco pienso que la nueva ministra quiera arruinar la cultura y su propio gobierno. El problema que tiene el ministro de Cultura es un problema interno. Una cierta mirada respecto a la cultura muy sesgada.
-¿El tema paritario es un punto?
-Nosotros somos tres hombres y una mujer, Gabriela Rangel, que es la curadora, muy conocida. Estoy de acuerdo que los proyectos deben ser paritarios, pero es difícil cuando el equipo es muy pequeño. Si fuéramos 20, te creo. El problema es la negligencia con la cual ha actuado el área de Artes Visuales del Consejo de la Cultura. Está todo súper atrasado. En otros países los artistas seleccionados llevan un año trabajando.
-¿Hay molestia entre los concursantes?
-Sí, pero también hay mucho miedo en términos de lo que significa renunciar al proceso. Viene el Fondart y temen que se les castigue. Eso es muy complicado. No puedes actuar si tienes miedo.