La ocupación rusa de la central ucraniana de Zaporiya «es una amenaza seria para las instalaciones [y] eleva el riesgo de un accidente o un incidente nuclear», advirtió el secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg.
«Resulta urgente autorizar una inspección por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y garantizar la retirada de todas las fuerzas rusas» del lugar, declaró Stoltenberg en una conferencia de prensa en Bruselas. La ocupación rusa de la central de Zaporiya (en el sur de Ucrania) «plantea una amenaza seria para las instalaciones [y] eleva el riesgo de un accidente o un incidente nuclear», advirtió.
La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, fue tomada por las tropas rusas poco después del inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero. Desde fines de julio, el área ha sido blanco de bombardeos, que Moscú y Kiev se incriminan mutuamente. Ucrania acusa además a Rusia de usar la planta como base para realizar ataques sobre zonas controladas por Kiev y como arsenal.
Ucrania sigue muy marcada por la catástrofe nuclear de Chernóbil, norte de Ucrania, ocurrida en abril de 1986. Un reactor explotó, provocando el más importante accidente nuclear civil de la historia, que expulsó una nube que se propagó por toda Europa. En cuatro años, 600.000 «liquidadores» fueron enviados al lugar con poca o ninguna protección para apagar el incendio en los territorios de los alrededores de la central.
La ONU solo reconoce unos 30 muertos entre los operadores y bomberos por radiaciones agudas tras la explosión, cuando la ONG Greenpeace evaluó en 2006 en 100.000 el número de muertos. Viktor Rudenko condujo un camión en «la zona» durante 18 días. Una condecoración le fue otorgada por la Unión Soviética, donde se ven átomos girando alrededor de la «cúpula de Chernóbil», un símbolo del lugar.
Un documento en mal estado, proveniente de los archivos del ministerio ucraniano de Defensa, certifica el trabajo de Viktor y la dosis de radiación que recibió: 24,80 roentgen. «Cuando veo los papeles de mi marido, siento dolor», cuenta Anastasia Rudenko: «Muchas personas murieron o quedaron con secuelas para siempre».
Al mencionar los bombardeos en el terreno de la central, visibles desde su casa, afirma que «la gente dice que hay fugas, pero no quieren confesarlo públicamente».
A comienzos de la invasión de Ucrania, las tropas rusas se apoderaron de la central de Chernóbil, pero las instalaciones fueron abandonadas semanas más tarde, cuando el fracaso de la toma de Kiev llevó a Rusia a replegar sus soldados.
La central de Zaporiyia también fue ocupada desde los primeros días de la guerra, tras breves combates que causaron miedo. Desde entonces está en manos de los rusos: el río Dniéper traza el límite de los territorios ocupados por Rusia y los que están en poder de Ucrania.