Paula Daza, exsubsecretaría de Salud Pública, hoy habla desde su tribuna en el Centro de Políticas Públicas e Innovación en Salud de la Universidad del Desarrollo (CIPS-UDD), donde se refugió tras su salida del gobierno y su paso por la campaña de José Antonio Kast.
Cuenta que cuando aceptó el cargo de subsecretaria de Salud Pública, en 2018, le prometieron que podría mantenerse con un bajo perfil, pero por accidente terminó como rostro de la gestión en la pandemia. En el mundo académico volvió a un trabajo más silencioso. Aunque esta semana volvió a la primera línea en medio de la crisis hospitalaria derivada del alza de las enfermedades respiratorias.
De paso, recuerda los viejos tiempos. Según dice, en sus críticas evita el aprovechamiento político, y simplemente habla para proponer y aportar. Aún así, no esconde sus reparos al trabajo del subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos. “Falta un liderazgo en terreno”, asegura.
Tampoco olvida cuando Izkia Siches, como presidenta del Colegio Médico, les dijo que eran unos “infelices”. O cuando Cristóbal Cuadrado, también del gremio, los llamó “criminales”.
Más distendida, también revela por qué fue que empezó a usar, en los balances COVID, esas blusas tan llamativas que se robaron las miradas y motivaron incluso la creación de un popular perfil en Instagram.
—En base a lo que han analizado en el CIPS-UDD ¿Qué tan crítica es la situación de enfermedades respiratorias?
Bueno, como lo hemos dicho nosotros y lo han dicho varios expertos, la situación con respecto a los virus respiratorios es muy crítica. Particularmente por el aumento importante que tenemos de virus respiratorio sincicial. Y lo que hace es afectar principalmente a los niños más chiquititos, menores de tres y cuatro años. Y son ellos los que tienen hoy día en una situación bastante compleja a la red de salud, desde el punto de vista de necesidades y camas críticas UTI para pediatría.
—¿Y esto es mucho más que un año normal?
Hay varias situaciones importantes. En general, los años normales tenemos que irnos al período antes de la pandemia. Tuvimos una pandemia y el virus que circulaba era el virus COVID y todos los otros virus desaparecieron, porque estábamos encerrados. El año pasado pasado, ya tuvimos un aumento mayor que en los años anteriores con respecto a virus respiratorio sincicial y a virus respiratorios en general, en relación al 2019. Y fue el primer año post pandemia. Y en ese sentido, uno esperaba que después de la pandemia hubiera un aumento significativo de algunos virus, principalmente los virus a que los niños no habían estado expuestos, y uno de ellos es el virus respiratorio sincicial. Por lo tanto, uno esperaba un aumento de estos virus el año pasado.
Sin embargo, en relación al año pasado, la situación hoy día es bastante más compleja. Tenemos un 45% más de circulación viral que el año pasado. Y se adelantó la circulación viral, y también eso afectó a la situación pediátrica. A pesar de que lo que está primando es el virus respiratorio sincicial, también tenemos una alta demanda de virus influenza, que afecta principalmente a los adultos mayores.
—Eso sí, de acuerdo a las cifras, parece ser que la cantidad de muertos a la semana 22 es similar a años anteriores ¿Colapsó más rápido la red hospitalaria con un nivel similar?
Lo que pasa es que la circulación viral sí ha sido mayor que los años anteriores. Eso claramente hace que la demanda de las camas hospitalarias sea mayor, como lo estamos viendo hoy día. Si comparamos los registros, se evidencia que si se compara el 2022 y 2023 hasta la semana del 27 de mayo, hay 2,4 veces más casos detectados este año que el año pasado. Este año hemos detectado 15.489 casos hasta esa semana, y el año pasado detectamos 6.389. Nosotros estamos viendo desde mediados de abril un aumento de los virus respiratorios y de influenza desde comienzo de abril. Por lo tanto, estamos viendo un aumento significativo ya hace varias semanas.
—Y eso naturalmente es lo que hace colapsar la la red hospitalaria ¿No?
Por supuesto. Ahora, lo que sí hay que decir es que esto se veía venir. En abril nosotros ya veíamos estos datos y que era importante tener una red asistencial preparada y tener una población vacunada. Y yo creo que ahí es uno de los temas que es muy importante.
—¿Por qué?
Porque en la medida que uno tenga una población más vacunada contra la influenza -no tenemos vacuna contra el virus respiratorio sincicial- las posibilidades de tener enfermos graves es menor con respecto a la influenza.
A la hora de buscar responsables, los propios funcionarios han salido a apuntar contra el Subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos.
Paula Daza, en tanto, basada en su experiencia, coincide en que la gestión para evitar el colapso depende directamente de esa repartición. En resumen, cuestiona la escasa gestión para lidiar con la falta de camas, la baja vacunación y la demora en arrancar con la campaña de invierno.
—¿Más vacunación hubiera evitado que el peak fuera tan alto? ¿Pasa por eso o por cuáles otros factores?
Primero que nada, pasa por tener información. Nosotros lo que habíamos visto ya a principios de abril, a fines de marzo, empezamos a ver un aumento de la circulación de virus influenza. A mediados de abril empezamos a ver un aumento de la circulación de virus respiratorio sincicial. Y en ese momento (se debió) haber tomado la definición para preparar la red asistencial. La vacunación protege solo contra la influenza, no contra el virus respiratorio sincicial, que es el que está hoy día causando las hospitalizaciones. Pero la campaña de invierno partió la segunda quincena de mayo. Y en ese contexto, a nosotros analizando desde el CIPS, nos parece que la campaña de invierno por parte de la Subsecretaría de Redes partió tarde.
—Precisamente, los trabajadores de la Subsecretaría de Redes Asistenciales atribuyen las deficiencias al subsecretario Fernando Araos ¿Pasa por él la responsabilidad principal?
La responsabilidad de la preparación de la red asistencial es de la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Es la función del subsecretario de Redes Asistenciales hacerse cargo de la red, tener una red preparada. Siempre en la preparación de las campañas de invierno es importante la Subsecretaría. Redes Asistenciales analiza el año anterior, por ejemplo.
—¿Se han acercado a usted desde el Gobierno a pedirle ayuda en medio de la crisis? El ex Presidente Piñera, por ejemplo, hizo un ofrecimiento recientemente.
En lo personal, yo he tenido un diálogo muy fluido con la ministra desde que ella llegó al gobierno. Yo la conozco mucho, la respeto mucho y la considero una gran profesional. En ese sentido, desde que ella llegó al gobierno hemos tenido una relación muy fluida. Hemos hecho propuestas, en medicamentos, lo hicimos en COVID, también hace unas pocas semanas atrás, incluso conversé con ella por el tema de las isapres, y ahora también, por supuesto. Yo le he dado mi ofrecimiento de poder aportar en lo que me tocó principalmente durante la pandemia.
—En medio de la crisis surge la duda ¿Las secuelas del COVID inciden en que sea más fácil contagiarse gravemente de influenza o de virus sincicial?
Lo que produjo la pandemia fue, como estuvimos encerrados durante tanto tiempo y durante ese período no nos contagiamos con virus, no produjimos lo que se llama una memoria inmunológica. Es decir, al no haber estado en contacto con varios virus durante dos, tres años, claramente, cuando abrimos y aparecen los virus, existe mayor posibilidad de contagiarse y de que haya mayor circulación viral. No significa que vaya a ser más grave, significa que existen muchas más posibilidades de contagiarse con esos virus a los cuales no hemos sido expuestos. Especialmente los niños más chiquititos, porque durante estos tres años nacieron niños que no han estado expuestos a ninguno de estos virus, y por primera vez se ven expuestos y, por eso, se ha producido este aumento significativo de contagios.
—Dicho en simple, nos hicimos más débiles en estos años…
Claro. Al no estar inmune, uno está en contacto con virus y eso te va produciendo una cierta inmunidad. Una protección. Esa protección no teníamos durante estos años. Estamos abiertos a recibir todos los bichos y a contagiarnos.
Una de las frases más recordadas de Jaime Mañalich en su paso por el Ministerio de Salud fue cuando planteó, apenas al inicio de la pandemia, en marzo de 2020, “¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?”. Le trajo muchas críticas en Chile y sus dichos se hicieron viral por el mundo.
Pero Daza asegura que, en parte, el tiempo le dio la razón. Eso sí, tomó distancia respecto de la polémica cifra que lanzó durante la semana, cuando profetizó un número inédito de muertos a causa de la temporada de virus respiratorios.
—El exministro Mañalich, por su parte, pronosticó el fallecimiento de 120 niños este invierno por virus sincicial ¿Eso se acerca a la realidad o él se pasó de rosca con la estimación?
La verdad que yo no puedo opinar porque no sé el modelamiento que ocupó él para poder decir esa esa cifra. No ha sido así los otros años y espero que no sea así.
—¿Y ustedes en el CIPS no han hecho alguna estimación al respecto?
Lo que nosotros hacemos principalmente es mirar las cifras que son públicas, que aporta tanto el Ministerio de Salud como el ISP. Probablemente, los momentos difíciles van a durar durante junio, nos quedan un par de semanas todavía con una circulación alta de virus sincicial, y probablemente después puede venir un peak de influenza. Y por eso es importante tener esa población protegida contra la influenza que hoy día las cifras de vacunación están lejos de alcanzar lo deseable, que es el 80%.
—Con la vacunación COVID, la actual baja letalidad… ¿El virus se hizo “buena persona” al final? Como dijo Mañalich en su momento.
De alguna manera sí. Han pasado dos cosas. Uno, producto de la gran cantidad de personas que hoy día tiene protección producto de la vacunación, y también de los contagios, porque los contagios han producido inmunidad, la circulación del virus ha disminuido. Y por otro lado, la variante que hoy día tenemos, que es la variante Omicron, producto de todas las mutaciones que ha tenido, es una variante menos agresiva que las variantes que tuvimos en un comienzo. Entonces, sí, podemos decir que está más bueno que el virus al principio, pero también la gran inmunidad que tenemos en la población producto de vacunas y también de los contagios, hace que las personas cuando se enferman tengan síntomas más leves.
—Antes del colapso de la UCI pediátrica poco se había hablado de las enfermedades respiratorias este año ¿Faltó comunicación de riesgo del gobierno antes de llegar a este punto?
A mi parecer es una de las cosas que han estado débiles por parte de las autoridades. Uno es la comunicación de riesgo. Yo sé que es mucho más difícil hacer comunicación de riesgo cuando han pasado ya tres años de pandemia, cuando a la gente se ha producido lo que se llama una fatiga pandémica. Significa que la gente ya no quiere escuchar más ni de vacunas ni de virus, de mascarilla. Eso es una realidad. Pero es en estos momentos de fatiga pandémica, cuando más hay que alertar a la ciudadanía y hacer comunicación. Cuando más hay que educar a las personas y decirle, “es verdad que ahora estamos bien, en marzo, es verdad que hay una baja circulación viral, pero va a venir un invierno difícil”. Y como va a venir un invierno difícil, es importante que cuando llegue ese invierno estemos todos vacunados. Contra el COVID y contra la influenza.
—¿Y en el contexto actual, cómo se explica la baja reconversión de camas críticas pediátricas del sector privado? Hasta ahora son apenas 13.
Aquí es el Ministerio de Salud el que tiene que liderar la red asistencial pública y privada. En general, el sector privado cuenta con pocas unidades de cuidados intensivos pediátricas a lo largo del país. Y reconvertir una cama de adulto, en pediatría… la cama no es el problema, el problema es el recurso humano.
El problema es contar con pediatras especialistas que puedan atender niños lactantes, niños chiquititos. Entonces, lo que hay que hacer es, primero que nada, fortalecer el liderazgo en la Subsecretaría de Redes Asistenciales. Tener un coordinador de camas críticas en las redes asistenciales, para que estén mirando cuántas camas pediátricas vamos a necesitar. Y si no tiene esa capacidad para aumentar el sector privado, probablemente se pueden trasladar pacientes de adulto al sector privado. Y que el sector público, que tiene el recurso humano pediátrico pueda reconvertir esas camas de adulto en pediatría.
—Ha faltado iniciativa, entonces…
Hay falta de logística. Falta de gestión a nivel de redes asistenciales y tener un liderazgo que esté en terreno, que esté mirando las camas. Y esto tiene que ser día a día, porque esto es dinámico. Hoy día podemos tener una ocupación en algunas regiones de 100%, pero se movilizan pacientes. Se pueden trasladar, a lo mejor, no los lactantes chiquititos, pero a lo mejor se pueden trasladar de camas UCI pediátrica a los niños más grandes al sector privado, a una cama UCI de adulto, un niño de 14, 15 años, que tiene un peso de un adulto.
—Tal como usted dice, en el momento más crítico de la pandemia, el Estado tomó un rol fundamental, controlando la disposición de recursos privados, como las camas críticas. Suena parecido a un sistema universal de salud ¿Es el camino?
Yo creo que aquí lo más importante, en estas situaciones de urgencia, es la colaboración público-privada. Porque el sector privado aportó en el período más difícil de la pandemia el 40% de las camas. ¿Y por qué aportó el 40% de las camas? Porque contaba con los recursos suficientes para poder hacerlo. El sector privado tiene que tener los incentivos para poder contar con esas camas. Lo que necesita el sector privado son reglas claras para poder fortalecer su red y tener la disponibilidad para poder apoyar al sector público.
—¿Hay algo que usted hubiera hecho diferente a lo que ha hecho el gobierno hasta ahora?
Sí. Yo hubiera fortalecido en forma importante, desde el punto de vista estratégico, la campaña de vacunación. El ponerse metas en períodos claros. Segundo, hubiera adelantado la campaña de invierno. Hubiera puesto un liderazgo firme en la Subsecretaría de Redes Asistenciales para poder manejar y proveer un sistema coordinado para poder contar con todos los recursos en caso de necesidad. En su momento se hizo en el período de la pandemia. Se aumentaron de 1.200 camas críticas a más de 4.500 camas críticas. Y ahí el rol relevante que tuvo el subsecretario Alberto Dougnac junto al doctor Luis Castillo, que fue quien estaba en terreno, viendo cada cama, cada lugar, cada anestesia, cada pabellón. Creo que en ese sentido tener un liderazgo monitoreando, proponiendo logística y gestión es fundamental.
—Los dichos de la ministra Aguilera, en que señaló que el bebé fallecido por falta de camas “iba a morir igual” ¿le parecieron inapropiados o realistas?
Yo no quiero hacer juicio de las palabras. Ella está bajo un estrés bien fuerte. Yo la conozco mucho a ella, es una gran profesional y tengo clarísimo su empatía con los temas de salud y con las personas que están sufriendo en salud. Probablemente en ese momento no hizo ese juicio, pero claramente ella sabe que uno como pediatra, como médico, siempre tiene que hacer todo lo posible y lo imposible para poder salvar una vida.
Paula Daza evalúa con la distancia del tiempo su rol durante la pandemia. Hace un balance y, a la hora de criticar a quienes hoy están en el poder, siempre deja espacio para la empatía, entendiendo la dificultad que implica estar en esos zapatos.
No se considera mejor ni peor. Evita las comparaciones. Sin embargo, recuerda a sus más duros críticos. Como cuando Izkia Siches, que luego fue ministra del Interior y salió del Gobierno tras seis meses, los trató de “infelices”. O cuando Cristóbal Cuadrado, quien posteriormente estuvo en sus mismos zapatos, por un año, en el gobierno de Boric, aseguró que eran “criminales”.
—Comparando la administración anterior y la actual ¿Quién lo ha hecho mejor?
No, no quiero decir. Hemos vivido momentos difíciles. Lo único que yo te puedo decir, es que en el periodo en que estuvimos nosotros, algunos actores politizaron el tema de salud. No todos, algunos sí politizaron y creo que lo que no tenemos que hacer hoy día es politizar esta situación crítica. Yo no lo voy a hacer. Sí voy a voy a aportar desde lo que yo sé, con información, con propuestas, pero creo que lo que tenemos que hacer es no politizar una situación crítica, porque finalmente el impacto cae en las personas y las personas más vulnerables.
—Usted habla de un uso político al abordar la crisis sanitaria, cuando ustedes estaban en el gobierno ¿Cree que la opinión pública y la oposición fueron injustos con usted y los ministros Mañalich y Paris?
No sé si la palabra es injusta, pero sí, en los momentos críticos, yo hubiera esperado, por ejemplo, por parte del Colegio Médico, que son colegas nuestros, una mirada más de apoyar y no tan crítica. Al menos en el lenguaje. O sea, la expresidenta del Colegio Médico (NDR: Izkia Siches), en los momentos más difíciles de la pandemia, ella habló de nosotros, que éramos unos infelices. Creo que no es la forma que uno debiera tratar a personas que están viviendo una situación así de difícil. El exsubsecretario Cuadrado, que era miembro del Colegio Médico también, cuando sacamos el pase de movilidad, él habló de que éramos unos criminales.
Entonces, cuando uno escucha por parte de un gremio de profesionales médicos, ese lenguaje… En una situación de crisis es cuando más se tiene que ser tremendamente cuidadoso, no solamente con lo que se hace, sino también con lo que se dice, con el lenguaje.
—Últimamente usted y Mañalich han vuelto a volcarse a los medios ¿No hay en este caso también un uso político de la crisis actual?
La verdad que por mi parte no. A lo mejor hoy día se ha notado más porque la situación es crítica. Pero yo he estado alertando de esta situación con los informes que hemos venido trabajando desde hace más de un año. En este tema, en cuanto al COVID en su momento, en la importancia de comenzar con la vacunación temprana. Partimos hablando el año pasado. Hoy día también estamos hablando de la situación de GES de cáncer. Probablemente se ve menos en los medios, pero hemos estado no solamente opinando, sino que aportando con análisis, con estudio, para poder compartir con las autoridades. Entonces, en ningún caso de mi parte ha sido una intención de uso político.
El bajo perfil y su familia son sus pilares. Cuando la ficharon para la Subsecretaría de Salud Pública, en la segunda administración de Piñera, su único reparo fue -paradójicamente- que no quería tanta exposición pública. Le prometieron un espacio más silencioso, pero sin quererlo terminó como rostro de los balances diarios durante la pandemia.
En medio de la vorágine, cuando prácticamente todo chile veía diariamente los reportes por televisión, todos empezaron a notar su particular y colorida colección de blusas. Hoy cuenta que todo fue una estrategia impulsada por su hija.
—¿Le hubiese gustado ser ministra de Salud de Sebastián Piñera en su momento?
No, yo encantada de ser subsecretaria, encantada (Ríe). Trabajé con tres ministros de salud, los tres muy buenos, con personalidad distinta. Yo llegué con el doctor Emilio Santelices, que fue quien me llevó ahí, y la verdad que a mí siempre me ha gustado trabajar de una manera más silenciosa.
Voy a contar una infidencia. Cuando el exministro Santelices me invitó a la Subsecretaría de Salud Pública, yo le dije: “Yo feliz de acompañarte, pero a mí no me gusta la exposición pública”. Y me dice: “Paula, no te preocupes, sí en la Subsecretaría de Salud Pública nadie conoce quién es la subsecretaria, no vas a tener ninguna exposición pública”. Es lo que me gusta a mí, trabajar y aportar, pero la pandemia dijo otra cosa y tuvimos que estar ahí. Sobre todo, comunicando a la gente de lo que venía, creo que era lo más importante.
—Tuvo tanta visibilidad al final que en redes sociales se hicieron cuentas dedicadas a hablar de las blusas que usted usaba diariamente en los reportes COVID.
(Ríe). Sí, es verdad. Yo creo que, donde todo el mundo estaba encerrado en sus casas, lo único que veían eran los reportes y empezaron a mirar un poco esto. También era divertido, porque el tema de las blusas no era un tema que a mí me preocupara. Pero una hija mía, que tiene hoy 23 años, una vez me dijo: “Mis amigas me dicen que siempre estás tan cansada, tienes los ojos como cansados”. Y ella me dijo: “Ponte cosas de colores, una blusa de colores para que nadie te mire la cara y te miren la blusa”.
—Funcionó, claramente.
Funcionó. Ella fue la de la idea.
—Ahora parece ser que las nuevas blusas de Paula Daza son las corbatas de Mario Marcel ¿No?
Ah, sí. Está bien. Yo creo que siempre es bueno tener algo de una mirada más liviana. Sobre todo las personas que están ahí, que obviamente están liderando los distintos ministerios. Es difícil y es complejo. Así que, bueno, siempre está el ingenio detrás del chileno, y yo creo que eso es súper positivo.
—Considerando que usted le entregó su apoyo en la última elección presidencial ¿A usted le gustaría ser ministra de un eventual gobierno de Kast?
No, en este minuto yo estoy encantada acá en la universidad. La verdad que yo voy a estar en la vereda que siempre me corresponde, donde pueda aportar. Hoy día estoy aquí en la universidad y creo que es donde mejor puedo aportar en este momento. En el futuro, la verdad, no sé qué va a pasar, pero siempre he estado en las veredas en que yo puedo aportar mejor. Mi familia me recuperó de alguna manera y ellos están felices también.