El Pontífice que lideró a la Iglesia entre 2005 y 2013 falleció esta mañana en el Vaticano a los 95 años. El factor decisivo en su legado fue la decisión de renunciar a un cargo que era considerado como una misión de por vida. A continuación presentamos 10 hitos para comprender su vida.
La muerte del Papa emérito Benedicto XVI ocurrida esta mañana en el Monasterio Mater Ecclesiaie del Vaticano dejó a la Santa Sede en un terreno desconocido. ¿Cuál es el protocolo para despedir a un Pontífice que hace diez años había dejado de serlo? Esta vez no hay cónclave ni sede vacante. Sí se sabe que desde el lunes su cuerpo será expuesto y que el jueves 5 de enero será su funeral, donde por primera vez en la historia un Papa presidirá una ceremonia para despedir a otro Pontífice. De acuerdo con lo solicitado por Benedicto XVI, “el funeral se realizará con la mayor sencillez”, señaló hoy el Vaticano.
Pero si bien las normas para despedir a Joseph Ratzinger recién comienzan a escribirse, su figura y su legado son conocidos. Los siguientes son diez hitos de su vida que permiten entender al hombre que revolucionó a la Iglesia Católica con su renuncia.
1.- Los años bajo el régimen nazi. Su paso por las juventudes hitlerianas es uno de los episodios más polémicos de la vida de Joseph Ratzinger. En los hechos, el futuro Papa Benedicto XVI nunca vistió el uniforme de las Hitlerjugend, como relata el periodista alemán Peter Seewald en la monumental biografía del fallecido Papa Emérito (Una Vida). Ello, no porque no estuviera inscrito sino porque en la localidad de Traunstein, donde estudiaba, fueron disueltas en 1943 por “insuficiente número de miembros”. Incorporarse a ese grupo era obligatorio en Alemania desde 1939 para los mayores de 17 y a partir de 1941 para los niños que tuvieran más de 10 años. Por eso, escapar de esa obligación era imposible. El propio Ratzinger reconoció en sus entrevistas con Seewald que fue inscrito, pero tras la disolución del grupo en la ciudad donde estudiaba pasó a integrar el Ejército, hasta que tras el suicidio de Hitler decidió desertar. “No fue una huida, sino una decisión razonada”, escribió Seewald, quien recordó, además, el profundo antinazismo que profesaba el padre de Ratzinger.
2.- El Concilio Vaticano II En 1945, el mismo año del fin de la guerra y con 18 años, Joseph Ratzinger entró al seminario junto a su hermano. Ambos serían ordenados sacerdotes en 1951 y a partir de entonces el futuro Papa comenzó una ascendente carrera académica que lo llevó a ser el profesor de teología más joven de Alemania en la U. de Friesing, en Baviera. Reconocido ya entonces como una de las mentes más lúcidas de la Iglesia alemana, viajó como asesor del Cardenal Joseph Frings al Concilio Vaticano II. Lejos de ser una figura tradicionalista como sería visto años después, Ratzinger era entonces una de las voces más favorables a la reforma dentro de la Iglesia, muy en sintonía con su entonces amigo, el reconocido teólogo suizo Hans Kung. Incluso el propio Papa Juan XXIII al leer el discurso escrito por Ratzinger para el cardenal Frings dijo que “expresaba exactamente lo que quería lograr con el Concilio, pero no había conseguido formular”, según contó hace unos años su biógrafo.
3.- El efecto de mayo del 68. “La experiencia (de 1968) dejó claro para mi que el abuso de la fe debía ser resistido si uno quería mantener la voluntad del Concilio (Vaticano II), cualquiera que quisiera permanecer progresista en ese contexto debía dejar de lado su integridad”, escribió Joseph Ratzinger en su autobiografía. Las palabras del futuro Papa emérito explican el giro ideológico experimentado en su vida, que lo llevó ese año a renunciar a la cátedra de la Universidad de Tubinga, sumida en disturbios estudiantiles. Según escribe el vaticanista John Allen en su biografía de Benedicto XVI fueron precisamente las revueltas de 1968 las que marcaron profundamente al futuro Papa y lo convirtieron en una de las voces más reconocidas de los sectores conservadores de la Iglesia. Incluso, en un documento escrito ya como Papa emérito, Ratzinger asoció los sucesos de 1968 con “el desprecio de la ética” y el “liberalismo sexual” que terminó favoreciendo los abusos en la Iglesia católica.
4.- El guardián de la fe. Es imposible entender el pontificado de Juan Pablo II sin la figura de Joseph Ratzinger. El Papa polaco nombró en 1982 al entonces arzobispo de Munich como prefecto para la doctrina de la fe. Un cargo donde estaría hasta la muerte de Karol Wojtyla y su propia elección como Pontífice. Desde allí, veló por la ortodoxia de los textos teológicos y profundizó el giro conservador de la Iglesia, que contempló incluso la condena a teólogos progresistas como Hans Kung. Como sostienen sus principales biógrafos entre Joseph Ratzinger y Juan Pablo II, más que amistad lo que había era respeto y admiración mutua. El primero veía a su entonces superior como una figura de extraordinario carisma y liderazgo, mientras que el segundo consideraba a Ratzinger una de las mentes teológicas más brillantes de la Iglesia Católica y sostén ideológico de su pontificado. Simbiosis que fue clave para uno de los papados más decisivos de la historia.
5.- La lucha contra los abusos. El mensaje del entonces decano del Colegio Cardenalicio en los actos de Semana Santa de 2005, donde llamó a limpiar la suciedad en la Iglesia fue la primera señal de lo que vendría en durante su papado. En esos días, Juan Pablo II agonizaba en el Palacio Apostólico y Joseph Ratzinger estaba decidido a darle un nuevo impulso a las investigaciones por abusos sexuales, especialmente a una, la del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. Un año antes, en la Plaza San Pedro le había dicho a un periodista que lo detuvo para preguntarle por el tema, que “los tiempos aún no habían llegado” para avanzar en ese tema. Sin embargo, con el Papa polaco al borde de la muerte, todo cambió. El mismo día del fallecimiento de Karol Wojtyla, Charles Scicluna llegaba a Nueva York para entrevistar a víctimas de Maciel. Luego de que el propio Ratzinger fuera elegido Papa el proceso se aceleró y en 2006 Maciel fue sancionado. Pero el caso del fundador de los Legionarios de Cristo fue sólo el más emblemático de una lucha frontal contra los abusos emprendida por Benedicto XVI. Pidió revisar y modificar los reglamentos para el ingreso a los seminarios y en todos sus viajes apostólicos se reunió con víctimas de abusos. Por eso, el informe de la arquidiócesis de Munich, de 2022, que lo acusó de no haber actuado en cuatro casos de abusos cuando era su titular fue, según el propio Ratzinger, “un golpe muy duro”.
6.- Un cónclave sorpresivo. “Habemus Papam… Joseph cardinal Ratzinger” pronunció el cardenal chileno Jorge Medina la tarde del 19 de abril de 2005 desde el balcón de la Basílica de San Pedro. El anuncio sorprendió. No sólo por el nombre sino por la rapidez con que los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina habían logrado elegir al sucesor de Juan Pablo II. El dilema era si elegir o no un Papa de transición. Joseph Ratzinger no aparecía entre los favoritos, pero sí como uno de los principales Kingmaker, es decir, responsable de mover los hilos para coronar a su candidato preferido. Pero nada de eso sucedió. El cónclave, que se esperaba largo, luego de un pontificado de 26 años que había profundizado las divisiones entre los sectores progresistas y conservadores de la Iglesia Católica, terminó luego de solo dos días y cuatro escrutinios. Según la versión del vaticanista John Allen, que coincide con la del italiano Andrea Tornielli, en las primeras votaciones la disputa se dio entre Ratzinger y el ex arzobispo de Milán y representante progresista, Carlo María Martini. Sin embargo, la decisión del cardenal italiano ya muy débil de salud de dar un paso al costado dejó abierta la elección. Eso instaló al entonces arzobispo de Buenos Aires y también jesuita como Martini Jorge Mario Bergoglio, como el principal rival del cardenal alemán. En el tercer escrutinio este último habría obtenido 74 votos y Bergoglio 40. Se necesitaban 77 para ser elegido, número que Ratzinger superó con claridad en la cuarta votación al lograr 84 preferencias.
7.- Una renuncia inesperada. Benedicto XVI asegura que comenzó a meditar su renuncia luego del viaje a Cuba a comienzos de 2012, cuando su médico le dijo que por sus problemas de salud iba a ser difícil que pudiera seguir viajando. Por eso, y con la Jornada Mundial de la Juventud a mediados de 2013 en mente evaluó por primera vez la posibilidad de dar un paso al costado. Pero ese año muchas otras cosas pasarían, que terminaron instalando un manto de dudas sobre las reales razones de su dimisión. El estallido del caso Vatileaks y las supuestas presiones y chantajes por casos de homosexualidad en el Vaticano motivaron que Benedicto XVI ordenara a una comisión de tres cardenales investigar el tema. El informe le fue entregado al Papa a fines de 2012, sólo meses antes de su dimisión y nunca fue hecho público, lo que alimentó las versiones que vinculaban ambos hechos. Según el periodista italiano Gianluigi Nuzzi fueron las luchas de poder en el Vaticano las que forzaron la renuncia. Ratzinger, sin embargo, ha insistido que fue su salud y su falta de capacidad de gestión para dirigir una organización como la Iglesia Católica lo que lo convenció de convertirse en el primer Papa en renunciar en 600 años. “Uno de mis puntos débiles es mi poca determinación para gobernar y tomar decisiones”, le dijo a Peter Seewald en el libro de conversaciones del periodista alemán con el Papa emérito. Este insistió entonces que “no fue una renuncia bajo presión”.
8.- Un Papa teólogo. Más que un Papa con conocimientos de teología, Benedicto XVI fue un teólogo que llegó a ser Papa. Fue el profesor de Teología más joven de Alemania en los años 50, cuando con sólo 31 años asumió la cátedra en la U. de Friesing y es autor de más de 60 libros de teología considerados textos indispensables para entender la disciplina en la actualidad. Según el vaticanista italiano Sandro Magister, sus audiencias papales eran verdaderas clases de Teología. Por eso, según uno de sus biógrafos y miembro de su círculo de ex alumnos que se reunían anualmente con él, incluso durante sus años como Papa, Vincent Twomey, “Benedicto XVI será recordado como uno de los pocos grandes teólogos que han ocupado el sillón de San Pedro”. El también profesor emérito de Teología Moral, no duda en asegurar que algún día Joseph Ratzinger será declarado Doctor de la Iglesia.
9.- La compleja relación con el Papa Francisco. “Lo visito con frecuencia y salgo edificado de su mirada transparente. Vive en contemplación… Tiene buen humor, está lúcido, muy vivo, habla bajito pero te sigue la conversación. Me admira su inteligencia. Es un grande”, aseguró en una reciente entrevista al diario español ABC el Papa Francisco, una opinión que ha expresado más de una vez. Sin embargo, la relación entre ambos Papas no ha sido fácil y durante sus diez años de convivencia no faltaron las tensiones. Incluso, se vio reflejada en la aclamada película Los Dos Papas. La división que marcó el cónclave de 2005, donde Ratzinger y Bergoglio concentraron los apoyos y encarnaron las dos vertientes de la Iglesia Católica marcó en cierta medida su relación posterior. Pese a que Bergoglio fue visto durante sus años en el arzobispado de Buenos Aires más como un conservador que como un progresista -incluso enfrentó problemas al interior de la Compañía de Jesús-, desde su llegada al papado asumió una postura que ahondó las divisiones en el Vaticano. Los sectores conservadores convirtieron al Papa emérito en su referente y el destino último adonde ir a expresar sus reclamos por lo que estaba sucediendo en la Iglesia. El periodista italiano Francesco Boezi, autor de La Rivoluzione inconclusa, un libro sobre el pontificado de Benedicto XVI, asegura que éste se limitaba a decirle a sus visitantes que rezaran juntos. Pese a ello, algunos de los cardenales más cercanos a Ratzinger, como Robert Sarah y Gerhard Muller sí se convirtieron en abiertos críticos de muchas de las medidas del actual pontificado.
10.- El legado de Benedicto XVI. Más allá de su extenso trabajo como teólogo y su lucha abierta contra los abusos sexuales, no será eso lo que dejará a Benedicto XVI como uno de los Papas más relevantes de la historia de la Iglesia Católica. El factor decisivo en el legado del fallecido Papa emérito fue su decisión de renunciar a un cargo que era considerado como una misión de por vida. “Los Papas no renuncian”, se lamentaba un cardenal con un conocido vaticanista estadounidense días después de la renuncia. La decisión de Benedicto XVI no sólo obligará a instaurar la figura del Papa emérito, sino que cambió la institución del papado para siempre. Tras la muerte de Benedicto XVI las preguntas que quedan en el aire son ¿renunciará El Papa Francisco? ¿cuándo lo hará? El propio Bergoglio aseguró poco después de asumir que no descartaba dimitir en el futuro. Y en una reciente entrevista al diario español ABC reveló que ya había escrito su carta de renuncia, la que está en poder de la secretaría de Estado.