“Nuestro gran sistema de acumulación de agua es la blanca cordillera, pero con lluvias como la de estos días, con una isoterma alta, no hay nieve y no solo la cordillera deja de ser blanca, sino que nos quedamos sin agua para el verano”.
Muchas veces he comenzado un documento diciendo que existe consenso en la comunidad científica y técnica de que el cambio climático afectará principalmente los procesos de acumulación y derretimiento de nieves, debido al aumento de temperatura y la ocurrencia de tormentas con una isoterma alta. Esto parece ser una frase que refleja algún tipo de evento futuro sobre el que podemos hablar cómodamente mientras tomamos un café, especulando respecto a qué debemos hacer.
Sin embargo, la lluvia que se está registrando en estos días, con alertas en distintas comunas y desbordes de varios ríos como el Maipo o el Mapocho, es justamente el tipo de evento del que estábamos hablando cuando pensábamos en el cambio climático. Esto significa que los efectos del cambio climático los tenemos a la vista en nuestras ventanas y redes sociales, la especulación se transformó en realidad y que no debemos enfrentar este tema tomando cafecitos.
Hace dos semanas tuve la oportunidad de escuchar una conferencia, de todas las agencias gubernamentales que trabajan en torno al agua en EE. UU., sobre la adaptación de la gestión del agua frente a un escenario de menos nieve; y esta lluvia, con una isoterma altísima, que es el escenario que también estamos enfrentando.
¿Pero qué significa esto en términos simples? En la zona central de Chile el aporte de agua por precipitaciones se concentra entre el 15 de abril y el 15 de septiembre, si tomamos el promedio entre 1970 y 2020, el 85% de la lluvia anual se produce en ese periodo. Lo complejo es que la demanda de agua potable más alta entre octubre y marzo, período donde también debemos regar para mantener la agricultura.
Nuestro principal sistema de acumulación de agua es la nieve que se acumula en la cordillera, pero con lluvias como la de estos días, con una isoterma alta, no hay nieve. Entonces debemos preguntarnos qué tan vulnerables somos frente a ese futuro, que con este temporal se está transformando en presente.
Las cuencas que poseen embalses o lagos son menos vulnerables; por ejemplo, la región del Maule tiene la laguna del Maule y los embalses Colbún, Melado, Bullileo y Digua, entre otros; y Biobío tiene la Laguna del Laja y Ralco. Pero ¿qué tiene la región de Ñuble? Nada, solo la eterna discusión de los proyectos de embalses que no avanzan.
Para esta lluvia se estima una isoterma de 2.800 metros, lo que significa que está lloviendo a unos 1000 metros más arriba del hotel Nevados del Chillán. Esto no sólo es una mala noticia para el turismo de nieve, sino que es una pésima noticia para la gente, porque demuestra nuevamente nuestra tendencia a prolongar la discusión en torno a decisiones que son necesarias, y que se postergan o reactivan de una u otra forma cada cuatro años, sin que exista una política de Estado.