La ofensiva israelí contra Hamás en la Franja de Gaza entra en la siguiente fase: la batalla casa por casa amenaza con provocar grandes pérdidas a ambos bandos y entre los civiles palestinos.
«Continuaremos hasta que hayamos ganado. No tenemos otra opción». El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha dejado de lado cualquier idea de alto el fuego. Con su ofensiva terrestre contra el grupo islamista Hamás,cuyo ataque terrorista dejó más de 1.400 muertos en Israel el 7 de octubre, el ejército israelí ha cortado la Franja de Gazaen dos y ahora está cercando la ciudad de Gaza. Los combates casa por casa se limitan aún a las zonas rurales; es probable que pronto comiencen en la propia ciudad bombardeada.
«Los soldados israelíes están muy bien preparados para esta operación», dijo a DW el experto militar británico Frank Ledwidge, de la Universidad de Portsmouth. «Tienen más experiencia en combate urbano que cualquier otra fuerza armada del mundo». El ejército israelí lleva años entrenándose en combate urbano en un centro especial del desierto del Negev. Pero ha llegado la hora de la verdad.
Estados Unidos apoya a Israel militar y diplomáticamente, y asesora al gobierno israelí, pero advierte que no se debe esperar demasiado. Luchar en un entorno urbano es «extremadamente difícil» y los progresos son lentos, declaró a la cadena ABC el Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
Los estadounidenses saben de lo que hablan. Durante los duros combates de la coalición liderada por Estados Unidos contra el llamado Estado Islámico en Siria e Irak, se produjeron en algunos casos elevadas bajas entre la población civil. Según algunas estimaciones, alrededor de 10.000 civiles murieron solo en la batalla por Mosul en 2016/17. La batalla casa por casa, calle por calle, duró nueve meses, a pesar de que el EI estaba aislado internacionalmente en ese momento y no recibía apoyo externo.
En cambio, en la Franja de Gaza, Hamás -clasificada como organización terrorista por Estados Unidos, la UE y otros países-, está mejor equipada militarmente y cuenta con el apoyo de Irán y de la milicia islamista libanesa Hezbolá. El presidente estadounidense, Joe Biden, ya advirtió a Israel durante su visita a finales de octubre que no debía repetir los errores cometidos por Estados Unidos tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y dejarse llevar por la ira.
Sin embargo, es evidente que Israel no tiene vuelta atrás. Las fuerzas armadas israelíes son muy superiores en número a los combatientes de Hamás. Sin embargo, los militantes palestinos tienen una gran ventaja: conocen el terreno y llevan mucho tiempo preparándose.
Frank Ledwidge menciona algunos de los retos particulares de la guerra urbana. El mayor problema son las trampas explosivas. Los detonadores ocultos acechan por todas partes en los edificios, muchos de los cuales están en ruinas tras los bombardeos aéreos y de artillería israelíes. Quitar estas trampas es difícil y lleva mucho tiempo.
El extenso sistema de túneles de la Franja de Gaza plantea su propio problema. Sobre todo en las zonas con edificios contiguos, «los combatientes pueden moverse entre edificios individuales sin tener que salir a la calle», dice Ledwidge. Esto facilita las emboscadas a los soldados. «El combate urbano es tridimensional», afirma Ledwidge. «Te pueden atacar por delante, por detrás y desde arriba (con drones) – y en Gaza (a través de los túneles) también desde abajo».
Los soldados israelíes también corren el riesgo de ser secuestrados y luego tomados como rehenes. Se sumarían entonces a los más de 200 rehenes civiles israelíes que Hamás sigue reteniendo. Hamás puede seguir utilizándolos como moneda de cambio. Pero si el ejército israelí intenta liberarlos directamente, muchos expertos creen que Hamás los matará.
Por último, es espinosa la cuestión de los civiles palestinos en la Franja de Gaza y la táctica de Hamás de utilizarlos como escudos humanos. Estados Unidos y otros gobiernos occidentales, entre ellos Alemania, han instado a Israel a no atacar a los civiles, cosa que Israel ha prometido hacer. Sin embargo, según el ministerio de Sanidad, controlado por Hamás, casi 10.000 personas han muerto ya por los ataques israelíes. Israel ha pedido a los civiles de la Franja de Gaza que abandonen la parte norte, que es la principal zona de combate contra Hamás. Sin embargo, cientos de miles de ellos siguen allí. «Es muy difícil (en los combates casa por casa) distinguir entre los terroristas de Hamás y los que no son combatientes», afirma Frank Ledwidge.
Al alertar sobre las víctimas civiles de la ofensiva israelí, los gobiernos occidentales también tienen en cuenta los peligros de una escalada regional. «A Hamás le interesa producir imágenes horribles de civiles palestinos muertos y arrastrar así a Irán y a sus adláteres a este conflicto», declaró recientemente a Deutsche Welle Hans-Jakob Schindler, de la organización internacional Counter Extremism Project.
Sin embargo, en su primer discurso desde el inicio del último conflicto, el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, no hizo el viernes ningún llamamiento a la guerra contra Israel. Para Frank Ledwidge, «parece que el peligro de una escalada regional ha disminuido significativamente, al menos a corto plazo». Nasralá es realista y reconoce que una gran mayoría de los libaneses desea que el conflicto se limite a la franja de Gaza.
En cualquier caso, el ministro de Defensa israelí, Joav Galant, espera meses de lucha. «Puede que tardemos un mes, dos o tres, pero al final no habrá más Hamás», dijo Galant confiado, hace unos días.
Pero incluso si la milicia libanesa Hezbolá no abre otro frente en el norte e Israel derrota decisivamente a Hamás, se plantea la cuestión de qué viene después. La última gran ofensiva terrestre de Israel en la Franja de Gaza comenzó en julio de 2014, diez días después del inicio de los ataques aéreos masivos. El conflicto armado duró casi dos meses en total. En aquel momento, sin embargo, el objetivo no era la destrucción completa de Hamás. Aún no está claro qué planes tiene Israel para el periodo posterior al final de la ofensiva terrestre en la Franja de Gaza.