Las señales de radio enviadas a las naves espaciales de la NASA podrían haber llegado ya a cuatro sistemas estelares vecinos, y si algún alienígena intentara responder, podríamos tener noticias suyas dentro de unos años.
Si hay un tema que siempre ha generado gran interés y fascinación en la humanidad, es la posibilidad de establecer contacto con una civilización extraterrestre. Saber que no estamos solos en el vasto universo es una idea que ha cautivado a científicos, filósofos y aficionados por igual. Es por eso que, cada vez más, se han dedicado esfuerzos para calcular las distintas posibilidades de cómo este escenario podría hacerse realidad.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles ha trazado las trayectorias de potentes transmisiones de radio desde la Tierra hacia múltiples naves espaciales lejanas. A través de este estudio, han determinado qué estrellas, junto con cualquier planeta con posible vida extraterrestre a su alrededor, están mejor situadas para interceptar estos mensajes.
Según sus cálculos, publicados en la revista Publications of the Astronomical Society of the Pacific, sobre la posibilidad de recibir un mensaje de retorno de una posible civilización extraterrestre (si es que existen) en tan solo seis años, es decir, en 2029.
«Se trata de una idea famosa de Carl Sagan, que la utilizó como tema argumental en la película Contact», explicó Howard Isaacson, astrónomo de la Universidad de California en Berkeley y coautor del nuevo trabajo, a Popular Science.
En concreto, el equipo de investigadores se centró en el análisis de las señales que se envían desde la Tierra a distintas naves espaciales, incluyendo la Voyager 1, Voyager 2, Pioneer 10, Pioneer 11 y New Horizons. Su objetivo era determinar la velocidad con la que estas señales podrían ser enviadas de vuelta a nuestro planeta desde dichas naves, lo que les permitiría calcular el tiempo de viaje necesario.
Estas naves han estado comunicándose con la Red de Espacio Profundo de la NASA, aprovechando las antenas de radio para descargar información científica y telemetría. La DSN, una red internacional de antenas de radio de gran tamaño de la NASA, es la encargada de brindar soporte a las misiones interplanetarias y algunos satélites en órbita terrestre.
De acuerdo con los resultados del estudio, los investigadores descubrieron que las transmisiones enviadas a la Voyager 2, así como a las naves espaciales Pioneer 10 y Pioneer 11, ya han tenido contacto con al menos una estrella.
Específicamente, la Pioneer 10, que sobrevoló Júpiter en 1973, permitió que la transmisión de radio alcanzara una estrella enana blanca a unos 27 años luz en 2002. El equipo del estudio estima que un mensaje de retorno de cualquier vida extraterrestre cercana a esta estrella muerta podría llegarnos tan pronto como en 2029, pero no antes. Por otro lado, las transmisiones similares enviadas a la Voyager 2 entre 1980 y 1983 llegaron a una estrella enana marrón a 24 años luz de distancia en 2007. Los investigadores sugieren que, de haber vida extraterrestre en ese sistema, un mensaje podría llegarnos a principios de la década de 2030.
El estudiante de ingeniería de la UCLA y coautor del estudio, Reilly Derrick, señaló que el análisis que realizaron podría ser útil para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) al brindarles un conjunto más reducido de estrellas en las que podrían enfocar sus investigaciones.
Sin embargo, algunos expertos se muestran escépticos, por lo que quizás merece la pena tomarse con cautela cualquier estudio relacionado con la vida extraterrestre.
Por ejemplo, Kaitlin Rasmussen, de la Universidad de Washington, consultada por Popular Science cree que este tipo de estudios son «ejercicios interesantes», pero tienen pocas probabilidades de obtener resultados. Por otro lado, Macy Huston, astrónoma de Penn State, sostiene que, si se recibiera una respuesta, la capacidad para detectarla dependería de muchos factores, como cuánto tiempo se monitoree la estrella en busca de una respuesta y con qué frecuencia se transmita la señal de retorno.
Jean-Luc Margot, radioastrónomo de la UCLA, por su parte, aseguró al medio científico que la posibilidad es remota de que nuestras transmisiones sean detectadas por otras civilizaciones. «Es improbable que nuestras insignificantes e infrecuentes transmisiones sirvan para que los extraterrestres detecten a la humanidad», afirma. «La probabilidad de que otra civilización resida en esta diminuta burbuja es extraordinariamente pequeña, a menos que haya millones de civilizaciones en la Vía Láctea», agregó.