Un Audi TT, un Ford Mustang, un Nissan Skyline GTR y hasta un Lamborghini Huracán eran sólo parte del parque automotriz que ostentaban y utilizaban para moverse los líderes de una organización narco en la región del Bío Bío. Fue esa misma pasión por las tuercas la que los hizo sucumbir.
Más de 20 integrantes de la red criminal dedicada a la internación y distribución de droga cayeron como fruto de un mega-operativo llevado a cabo la Policía de Investigaciones (PDI) en las regiones del Bío Bío y Ñuble que contó con la participación de más de 400 efectivos y hasta un helicóptero institucional.
Entre los detenidos se encuentra uno de los dos líderes de la organización: Jorge Espinosa Zapata de 35 años, alias El Palta, quien se encargaba de hacer todas las coordinaciones respectivas para que el negocio funcionara. Aquella función la logró desempeñar con éxito por varios años.
El Palta, como era conocido en el mundo del hampa, “partió desde abajo”, según comentan desde la policía civil. En su minuto era uno más de los cientos de micro-traficantes que deambulan por la zona, pero le empezó a ir bien. Así terminó “heredando” el narco-imperio que erigió un viejo conocido de Hualpén: Reinedio González Duran, el famoso Martillo.
En esa línea, el centro de operaciones de la estructura criminal desbaratada recientemente estaba precisamente la comuna de Hualpén, región del Bío Bío. Sin embargo, los tentáculos de la narco-banda se extendían por distintos rincones del Gran Concepción y alrededores.
Las empresas de fachada —incluido un club nocturno en Concepción y una botillería en Hualpén— más otras compañías de papel y los testaferros, no fueron suficiente techo para cubrir los movimientos financieros.
De acuerdo con información dada a conocer hasta ahora, la caída del Palta y su organización criminal era cosa de tiempo. Hace cerca de un año venía desarrollándose el trabajo investigativo mancomunado de distintas brigadas de la policía civil coordinado por el Ministerio Público.
Así, los policías venían siguiéndole de cerca los pasos a la organización. Sin duda, lo que más llamó la atención de los investigadores era la soltura con la que los líderes se movilizaban en autos de lujos, avaluados cada uno de ellos en más de de millones de pesos. Mismos que hoy figuran incautados en el frontis de un cuartel de la PDI.
A través de redes sociales es posible observar todavía algunos de los registros difundidos por fanáticos tuerca que veían con asombro el transitar de los lujosos vehículos por las calles del Gran Concepción.
Eso sí, no era el único lugar donde El Palta lucía los frutos de su narco-imperio. Su pasión por la velocidad lo llevó a probar suerte en el Autódromo Internacional de Codegua, ubicado en la comuna homónima de la región de O’Higgins. Hasta allí llegó en diferentes oportunidades para correr, alcanzando a estar entre los más rápidos del circuito.
Incluso en una oportunidad una reconocida actriz e influencer criolla se fotografió en el autódromo junto al Lamborghini. Ella misma se encargó de difundir la imagen en su Instagram.
Según el jefe de la Prefectura de Antinarcóticos y Crimen Organizado Sur de la PDI, prefecto Marcelo Rebolledo Camilo, El Palta consiguió -de alguna forma- heredar el negocio ilícito que levantó El Martillo, uno de los más avezados traficantes de la región del Bío Bío.
Se trataba de una estructura criminal “piramidal”, comentó el oficial de la policía civil. Cada uno de los integrantes tenía un rol específico y seguía al pie de la letra las instrucciones de los cabecillas: El Palta y el “financista”, quien todavía no es aprehendido.
De acuerdo a lo informado por las autoridades, la banda coordinaba el transporte de droga desde el norte del país en grandes cantidades. Una vez en tierras penquistas, aumentaban artificialmente el volumen (la pateban) para luego proceder con la dosificación.