Tras dos semanas de incertidumbre, finalmente el director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Sergio Micco, dejó al cargo que ocupó desde fines de julio de 2019, durante el consejo directivo que comenzó esta tarde a las 15:00 horas y al que asistieron los nuevos consejeros Lieta Vivaldi, Constanza Valdés y Francisco Ugás.
Hace una semana, ellos le habían pedido la renuncia a través de una carta a la que se sumaron los consejeros Yerko Ljubetic y Consuelo Contreras, por “intervenir unidades estratégicas”, y generar “renuncias masivas, auto despidos, remociones de jefaturas de forma arbitraria y prácticas antisindicales”.
La semana pasada Micco ya había presentado su renuncia indeclinable al perder la confianza de los consejeros. “Si bien mi mandato como director vence el día 29 de julio 2022, perdí la confianza de la mayoría del consejo, por lo que procedía presentar mi renuncia al cargo”, indicó en la misiva, pero la materialización de la renuncia fue en esta jornada.
El hasta ahora director del organismo había condicionado su dimisión a que la carta donde los consejeros le pedían la renuncia, fuera firmada también por Fernando Pairican, historiador que La Moneda había elegido para reemplazar a la consejera Debbie Guerra, nombrada por la ex Presidenta Michelle Bachelet quien había terminado su período.
Finalmente, Pairican no pudo asumir por cuestiones administrativas, dado que no puede haber dos representantes de la misma región nominados por el Presidente y ya había uno que representaba a la Región Metropolitana: Sebastián Donoso.
Lo subrogará la consejera y ex directora del INDH Consuelo Contreras, quien deberá conducir hasta el 31 de julio la dirección del instituto. Pero podría extenderse hasta la elección del nuevo o nueva directora del INDH. El nombre que ha sonado hasta ahora es el de Yerko Ljubetic.
Además, la Cámara de Diputados deberá designar a un nuevo consejero, por lo que se supone que la sala de la Cámara Baja en las próximas semanas concretará la designación.
El viernes 8 de julio, Micco ya había vaciado su oficina, llevándose sus cosas personales que mantuvo en la sede central de Eliodoro Yáñez, previendo que la petición de renuncia a su cargo era cosa de horas, dada la nueva composición del consejo a las que llegar detractores de su gestión.